viernes, 10 de noviembre de 2006

FLORES MUERTAS

La presentación del libro Las Partes, del autor Fabián Guerrero, en la C.C.E.

Rafael Marcelo Arteaga


Cuando Charles Baudelaire, en 1857, presentó su libro Les Fleurs du Mal, cuyo título maravilloso tiene perfume a canabis y a opio, (alucinógenos de uso común entre los artistas de la época), nadie, a acepción del autor y la editorial quiso hacerse cargo de su presentación: salió simplemente a la venta y luego de tres semanas fueron confiscados todos los ejemplares. Su autor debió pagar una multa de 300 francos, lo mismo la editorial. La sociedad entera se sentía ofendida con el libro y se avergonzaba al encontrarse con el autor en las calles; aún así, lo que fue innoble y depravado, llegó a ser con el tiempo una de las mejores obras que el poeta dejó como legado a la humanidad. Allí está la fascinación ante el dolor, la muerte, la rabia y la sordidez buceando a gritos en las frías tumbas de la moral del siglo XIX.

Qué abismo más grande existe hoy entre la creación y la responsabilidad del autor ante los sucesos y el tiempo en el que le toca vivir. Estamos en una época donde la publicación del manifiesto amiguista es descarado y por tanto insoportable: yo te alabo, tú me alabas.¡Bienvenido al club!

A acepción de algunos nombres que vale la pena rescatar (Abdón Ubidia, Edwin Madrid, Leonardo Valencia, Alfredo Noriega, Ramiro Oviedo (estos últimos en el exilio), los jóvenes escritores del país, no contagiados aún de aquel virus), pregunto, ¿a qué se ha reducido la literatura –y las artes en general- de nuestro medio? A simples quejas, a rebuscamientos intrascendentes, vaguedades y deslices de la lengua sin innovación alguna o propuesta literaria novedosa; y sus autores a cómplices de la situación actual, que no han podido o no quieren tomar una actitud definida y de responsabilidad con el tiempo presente. Son simples fantoches, no siquiera bufones, que luchan entre sí por hacerse dueños de un circo ajeno.

No se trata siquiera de bohemios, anarquistas o degenerados (pero genios) que actúan en contra del algo o alguien, sino de oportunistas que se agitan movidos apenas por el olor de la gloria pasajera, el status; sin luces ni caminos para orientar a las demás generaciones, y que pasarán al olvido, más pronto que tarde, con la satisfacción personal de haber llenado la sala con un libro intrascendente, usando el membrete de una institución que hace mucho perdió la brújula, se alejó de la gente común, de sus objetivos para los que fue creada y se entregó de lleno al sistema imperante.

No hay grandes rompimientos en ellos, no sacrificarán nada por la literatura, sólo cuidarán sus puestos conseguidos luego de jugar tantos años a ser los jóvenes rebeldes, sin aventurarse a ir más allá de lo que pudieron conseguir en sus primeros obras, y cuyas ediciones –con dineros estatales y aprovechando sus cargos, las relaciones con el poder, son cada vez con más frecuentes, aunque limitadas, sólo para alimentar su ego. Quienes un día fueron audaces y revolucionarios, que deslumbraron con su talento literario y espíritu de rebeldía, hoy son árboles secos que no permiten ver la luz ni crecer nueva vegetación bajo sus ramas.

Son las flores de nuestra decadencia, un cadáver más para advertir que todo huele mal, desde las estancias políticas, la familia y los patios traseros de la casa. Cada tiempo tiene sus artistas, igual su público. La presentación del libro Las Partes, del autor Fabián Guerrero, en la sala Demetrio Aguilera, el 29 de octubre, fue una muestra de ello. Y quienes asistimos a la farsa cabemos justo en aquel circo.

El libro de Guerrero es el monólogo de un cadáver en descomposición. No hay idea mala, hay planteamientos con un lenguaje mediocre que no logra desarrollarse, no toma cuerpo, ni velocidad para despegar la nave de la poesía.

Sólo Rimbuad pudo escapar a tiempo de la literatura, sin pedir nada a cambio, sino más bien ignorándola por completo, hasta que el tiempo se encargó de darle su verdadera dimensión a la obra.

Tú, hipócrita lector, mi camarada, mi amigo.

8 comentarios:

Anonymous dijo...

EXELENTE, JUSTO EN EL PUNTO DONDE LES VA A DOLER A MUCHOS

Anonymous dijo...

oye, aunque no estoy tan de acuerdo en ciertos puntos, vale la pena agitar el avispero para ver si pasa algo nuevo en nuestro medio.

Anonymous dijo...

NO CREO QUE DEBERIAMOS DEJARNOS LLEVAR POR LOS CELOS O LA ENVIDIA SINO MAS BIEN ANALIZAR LA OBRA A PROFUNDIDAD Y NO CABE DUDA QUE LA POESIA DE GUERRERO ES DIFICIL DE ENTENDER SINO IMPOSIBLE POR EL DESBARRANCAMIENTO DEL QUE ESTA PROVISTA, PERO SE NECESITA SER POETA PARA COMPRENDERLA, PERO POETA DE VERDAD.

Anonymous dijo...

A PROPOSITO RECUERDO QUE UN PROFESOR QUE TUVE EN LA UNIVERSIDAD DECIA QUE SI NO SE ENTIENDE UNA OBRA SEA ESTA MUSICAL O EN EL CAMPO DE LA LITERATURA ES MEJOR CALLARSE O NO DECIRLO MUY FUERTE PORQUE EL PROBLEMA NO ES DE QUIEN LA ESCRIBIO SINO DEL QUE LEE. Y SI NO COMPRENDES LA POESIA BUENO PUES NO LO DIGAS TAN FUERTE PODRIAN ESCUCHARTE...

Anonymous dijo...

no hay duda que aqui el problema es del lector...

Anonymous dijo...

Ahá... La poesía se ha institucionalizado... La Literatura
se trivializa en esquinas cafeteras
y presentaciones snobistas, té de damas y actividades similares...
Quizás renazca el desenfreno y las visiones de Thomas de Quincey!!
Y... sí, Rimbaud propuso un método
para criticar el arte y la poesía... Dalí fue el único que lo tomó en serio...

Anonymous dijo...

Es verdad, los poetas y los escritores son un pequeño círculo de intocables. El concepto de artístico en ellos es nulo, hablan de ser poéticos y estéticos y son la misma basura pero con mayor petulancia y arrogancia. Es una vergüenza ser o pretender ser llamado artista en esas circuntancias. Es casi una aberración. Y eso que no saben las estrategias de markting tan sutiles que se utilizan en esos bajos círculos... averiguen

Anonymous dijo...

hola!,no voy a crispar la pupila de tu cr�tica, tal visi�n enfermiza o no s�lo puede radicar en un punto interior o de exteriores insatisfechos, pero creo que puedes limar tu impet� gramatical diseccionando el motivo ajeno y no el ego intelectual,pero tienes razon en alguna cosas, bi�n dichas o no, la poes�a de hoy apesta; su verborragia nocturnal prostituye y degenera las formas po�ticas, asimismo los que la consienten son culpables al publicar en la p�gina del tiempo cochinadas, que con buena suerte el buen lector sabe apreciar y darle un sitio en el innodoro.no c onosco tales autores de hoy, porque sus modas me produce gastro en la retina, sooy de los que tambi�n ama la miel antigua de los buenos autores, como los malditos, los decapitados y tambi�n como al fakir , a ledesma y a santos verduga...porque tambi�n escribo , soy alma in�dita y as� quiero estar....creo que puedes hacer sacudir con una bi�n guiada cr�tica los ojos de la sociedad.. adios