jueves, 4 de junio de 2009

LA CRISIS (Y LOS POETAS)

Reencuentro con Rómulo Cuello

Por Rafael M. Arteaga



-Desdeque tengo uso de razón siempre he escuchado esta palabra.  Crisis económica, crisis de gobernabilidad,crisis de educación… crisis y crisis. Somos las palabras que usamos cadainstante. Y así actuamos. Se dice que Ecuador está sobre una montaña de oro.Nosotros vemos la montaña, pero no aprovechamos su riqueza ¡porque pensamos quesomos ricos! -Así hablaba Rómulo Cuello, cuando fuimos a visitarle una tarde enel hospital.
-Seescucha en los comentarios de la gente-, se atrevió a decir Jorge, -que cadacien años nace un revolucionario.
-¡Esperemoshasta entonces! -Gritó con enfado el maestro. -Porque aquí, en Ecuador, no hevisto aún tal espécimen-. Luego, casi contando las gotas del suero que entrabaen su cuerpo, averiguó: -Denme el nombre de un “revolucionario” en nuestropaís-. Nosotros cruzamos las miradas y guardamos silencio. Fue lo mejor quepudimos hacer.
-Ecuadorestá preparado en su mente para el gobierno que hoy tiene. No más. Chávez creeque sin él Venezuela se hunde y por ello se aferra al timón del Titanic; aunqueen la realidad o en el cine el barco se hunde de todos modos. Daniel Ortega, encambio, lleva 30 años en /y/ tras el gobierno de su país y ¿dónde estáNicaragua hoy? Imponer una ideología es cuestión de adoctrinamiento. Cuando loseuropeos llegaron a Aba Yala (tal es la denominación de los antiguos pobladoresa América) impusieron la religión del miedo –esa cuestión de pecado= castigo einfierno- para mantener sumisos a los aborígenes. Hoy es la crisis económica,la gripe porcina. Hace dos años fue la gripe aviar. En Estados Unidos –desdeRonald Reagan- es el terrorismo, y aquella palabra de tanto repetirla se volvióun deber moral y cívico con el que todos sus ciudadanos deben estar de acuerdo.
-Lacrisis no está afuera. Está en nosotros. Y para llegar a tener una actitud –máscrítica y, al mismo tiempo, solidaria con el mundo- se requiere de un largo ydisciplinado proceso interior, apoyado –por supuesto- en una educacióndiferente a la de nuestros días. A las élites políticas y clases acomodadas noles interesa cambiar el estado actual de cosas, porque miseria e ignorancia sonlos componentes básicos para asegurarse ellos y sus cachorros cien años más deprivilegios.
-¿Sabennuestros “revolucionarios” el significado de la palabra política en su idiomaoriginal? ¿Leyeron alguna vez La República? Qué novela o libro de poemas acabande leer y eufóricos, con un golpe en la mesa gritaron: ¡Viva la literatura! ¿Seesfuerzan cada día por ser mejores padres? ¿Enjuagan sus bocas antes debendecir a sus niños camino a la escuela? “Soy padre, luego arconte”, decíaPericles, el gran diseñador y constructor de la Atenas clásica, hace 2.500años. Y no se equivocaba. En estos detalles comienza el camino de un buengobernante. Sólo quien ama y respeta a su familia será capaz de servir decorazón a su pueblo. Esta es la definición de la palabra política. No es elinsulto, las amenazas, los monólogos de cada sábado, tal esos capítulosaburridos de telenovela mejicana. No son las luces sobre el escenario, lascámaras lo que hacen grande a un hombre; es el respeto a los que no piensancomo él. Son sus palabras, sus obras -que tienen ritmo interior propio-: naceny adquieren su verdadera dimensión con el tiempo.
-Periclesestuvo a la altura de los desafíos de su tiempo, de su patria llamada Atenas. Yde él aprendimos que un gobernante es la gente que lo rodea, las palabras queusa con frecuencia, las acciones que ejecuta. Pericles tuvo como profesor dearte a Fidias, su amigo personal y arquitecto del Partenón. Fue un admiradordel teatro y en silencio –sin esclavos- acudió a las representaciones deEsquilo. En la cabeza de Sófocles puso la corona del preciado laurel,declarándolo vencedor de los festivales de la tragedia. A Eurípides lo nombrópreceptor de sus hijos. No confiaba en los discursos de Sócrates, ni en lajuventud que se reunía con él junto al ágora, pero tampoco los hostigó coninsultos o con amenazas de sus guardias. Tucídides y Heródoto fueron sushistoriadores.
Ennuestro país, en cambio, no hay duda que el actual gobernante pertenece al clubde los poetas muertos. Y ¡rodeado el señor Correa de tales especímenes, cómopodemos hablar de esperanza!
-Ey,Rómulo-, le interrumpimos, -¡para qué metes a los intelectuales en esta sopa!Suficiente castigo tienen con su domador en la jaula del zoológico-. Pero él nose dio por aludido y siguió vociferando hasta que su madre, asustada, entró enla habitación. Se acercó a la cama y al ver que las gotas del suero caían aprisa, como las palabras de su hijo, decidió suspender la visita.
AJorge y a mí nos causó alegría ver a Rómulo de nuevo. El viejo lobo de marestaba de vuelta.




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