Tomado del libro ENCUENTROS, de Rafael M. Arteaga, Galia Editora-Mexico City, Primera Edición, 2009
Photograph: Maurizio Gambarini/EPA
Lanzo sobre la mesa las últimascartas.
¿Quién puede seguir este juego hastael final?
No me resigno a perder y apuesto denuevo
la otra jugada, la siguiente ronda
que abrirá la medida de mis sueños.
Revuelvo las cartas con maestría
y – exaltado – las reparto a los demásjugadores,
aunque sé que el tiempo nunca juega aperder.
El mar ignora que él provoca lastempestades,
ayuda a las naves a escapar de susenemigos,
o acoge en sus brazos
al adolescente que se atreve adesafiarle,
al adolescente que se atreve adesafiarle,
pero nunca nos abandona.
¡Oh náufrago que te refugias en elpuerto
para sanar las heridas!
Mientras alzas los naipes de la mesa,
bebes el agua dulce de la memoria,
sin perder de vista al que fue tuamigo de jornada
y hoy, a quien debes la vida de nuevo.
Pronto cicatrizará la piel y el vigor
de la juventud remozará tu cuerpo.
Ve a buscar tu mejor camisa y espera tranquilo,
que cuando vuelva la nave,
que cuando vuelva la nave,
no se irá sin ti: haciendo sonar susalarmas
abrirá sus compuertas de madera,
e igual que una amante satisfecha,
te acogerá de nuevo en sus brazos;
pero mientras llega ese momento,
sueña, impaciente, juego tras juego,
en la dulce venganza que esperas vivir
cuando vuelvas a los lomos del mar
y sientas que el mundo es tuyo otravez.
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